Deuda Pública. Más madera….
La semana pasada se desveló el incremento de la Deuda Pública española en el primer trimestre de 2023, Casi 33.000 millones de euros más, esto es, el 9,4% del PIB español, un aumento del 2% sobre la Deuda pública oficial titularizada. Casi 3000 millones de euros más de deuda para una familia “de las de antes”, papá, mamá y dos hijos.
Un dato que parece haber pasado desapercibido entre los voceros mediáticos de la economía, y que demuestra hasta qué punto la economía española es un puro suflé de “papelitos”, que cada vez valen menos.
Si se compara con el dato del año anterior, el incremento del recurso de la deuda para pagar la fiesta del pesebre público fue del 24%. 6400 millones más, desde 26600 millones, y que representaron el 8,3% del PIB trimestral.
En los últimos 12 meses hasta abril de 2023, a pesar del supuesto crecimiento económico, y el record histórico de recaudación y presión fiscal, el Déficit Público ha ascendido a 82000 millones de euros, el 6 % del PIB, a pesar de los más de 40000 millones de euros adicionales de ayudas europeas de los que nadie sabe a que han sido dedicados.
Ello hace que el total de “dopaje” público a la Economía en un año ascendiera a más de 122000 millones de euros, un 9% del PIB, para pagar pesebre público. Un dinero que además sobre la base de la teoría keynesiana sirve para multiplicar en mayor medida el consumo privado.
Sin ese dinero inyectado en la vena de la Economía española, y que entre otras cosas sirve para aumentar el número de empleados públicos en 500000, otros 20000 millones de euros de gasto año tras año, reduciendo las estadísticas de desempleo, la debacle de la economía española seria histórica.
Lo peor es que semejante oleada de dinero para inundar los bolsillos de los más de 16 millones de españoles que directa o indirectamente maman de la teta del Estado, siquiera ha servido para que España recupere el nivel de Producto Interior Publico de 2019. España es el país de la OCDE peor parado a ese respecto. Si se deflacta el PIB de 2022, representa un 4% menos que el de 2019.
De hecho cuesta creer el crecimiento del 5,5% del año 2022, cuando la variación interanual del PIB entre el primer trimestre de 2022 y el del 2023 fue del 3,8%. A pesar de ese casi 9% de dopaje financiero.
Peor aún. Sin esos 6400 millones de aumento adicional de Gasto Público a cuenta de Deuda Pública, impuestos diferidos, a buen seguro el crecimiento del PIB del primer trimestre hubiera sido negativo, con la influencia consiguiente en el resto de indicadores económicos de los que tanto presume el Gobierno y sus mamporreros mediáticos.
Si consideramos la Deuda Pública añadida por el “Amado Líder” desde las elecciones de finales de 2019 hasta la fecha, la cifra llega a la mareante cantidad de 312000 millones de euros, en 3 años y 3 meses. A la que sumar más de 40000 millones de ayudas públicas, y que alcanzarán a superar los 70000 millones si Europa decide seguir tirando de chequera para sostener la Economía española.
El problema vendrá en 2024, cuando quien herede el “trono de hierro” deba de hacer frente a una realidad Económica ahora distorsionada y que se agravará cuando se acaben las ayudas públicas, y se endurezca el acceso a la financiación pública, al tiempo que aumentan los pagos por intereses de la deuda pública.
Y es que se prevé que en 2025 haya que pagar al menos 45000 millones de euros de intereses, casi 4000 euros de hipoteca de familia “tradicional” de 4 miembros.
Al tiempo la UE advierte que España debe reducir s déficit público, curiosamente a partir de 2024. Todo ello mientras la locomotora alemana entra en recesión.
De esta forma, quien gobierne España se encontrará pronto con un país cuya renta per cápita será la misma del año 2008, para pagar con sus impuestos un Gasto Público disparado y disparatado, con una sociedad con más de 16 millones de dependientes de transferencia publicas, sin capacidad de endeudamiento y que deba reservar más de 45000 millones de euros del Gasto Público tan sólo para pagar intereses de la deuda. Todo en un contexto de continuo aumento del gasto en pensiones, en un país que no crece.
Por supuesto eso creará un entorno recesivo, con una caída de la economía, y aun mayor de los ingresos públicos, que creará unas condiciones similares a las vividas por Grecia hace más de una década, y que supondrá la intervención de la economía y un ajuste durísimo que al final pagaran los más débiles de la sociedad, y a la que seguirá seguramente una década larga de miseria.
Millones perderán sus viviendas y cientos de miles sus pequeños negocios y terrenos, que serán adquiridos a precio de saldo por los megafondos de inversión buitres que se harán dueños de España y su soberanía.
Las condiciones ideales para cumplir el único objetivo real de la agenda 2030
No tendrás nada
Y SERÁN felices
Curiosamente con ese panorama en ciernes, tan solo esperando al momento que explote la burbuja de la deuda, no hay un solo partido político interesado en debatir sobre la realidad económica y lo que es más importante las radicales medidas necesarias para encauzar el rumbo y evitar caer al abismo.
España es un país adicto. Dependiente de una deuda pública que no para aumentar y encarecerse, no ya para crecer, sino tan sólo para seguir fingiendo dar una ilusión de bienestar económico y social basado en mentiras, mientras se deteriora día a día su capacidad de producción real.
Mientras más de 5 millones de potenciales recursos humanos desaprovechados, una Banca que presume de liquidez, y una especulación inmobiliaria, que acumulan cientos de miles de millones de euros temerosos de ser destinados a la inversión productiva por la inseguridad jurídica, los obstáculos legales y administrativos, y sobrecostes que disuaden el emprendimiento, a la vez que ahogan al cada vez mas menguante sector privado.
¿Quo vadis España?
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