España, y el crecimiento fallido
Últimamente los voceros del Régimen se afanan incansables, en su sainete de NO-DOS multiespectrales, en inculcar en las débiles mentes progres el dogma de que España es un prospero país con un crecimiento envidiado por todos. Poco más que la locomotora económica del Mundo Occidental y el paraíso en la Tierra. La envidia del resto del Mundo.
Para ello se agarran a las cifras de crecimiento de los últimos años, comparándolas con las de otros países, ahora lastrados por la negligente política económica, medioambiental, social, y exterior de nuestros amados lideres de la UE.
Sin embargo, la realidad tras estos datos es muy diferente, tal y como ha venido siendo estos últimos años, y me he dedicado a exponer en mi blog una y otra vez, desmontando las mentiras, la manipulación y el sesgo de los datos.
Lo primero que hay que considerar, es que como siempre. los datos no pueden verse de la forma tan burda y vergonzosa que exponen los supuestos expertos y catedráticos que se prodigan por los programas de televisión para justificar lo bien que nos va en el paraíso sanchista en comparación con los “empobrecidos” países de nuestro entorno
La Economía no puede ser valorada analizando una foto fija escogida de entre muchas por ser la que nos interesa, sino como una evolución de múltiples factores interrelacionados entre si.
Además el éxito de las políticas económicas debe considerarse no en comparación con otros países, sino con el grado de ajuste con la capacidad potencial de crecimiento y desarrollo que tenga en país en función del grado de aprovechamiento de los recursos disponibles y ociosos.
Y es aquí donde aparecen las sombras sobre la economía española
En primer lugar, un país con el grado de recursos humanos y financieros desaprovechados, su baja productividad, su ubicación y menor exposición a la crisis energética europea, debería estar creciendo a ritmos superiores al 6% durante varios años para compensar casi mas de 15 años sin apenas crecimiento económico.
Sólo de esta forma se podría por un lado alcanzar el pleno empleo, y sobre todo lograr un aumento de los salaros reales que evitara que pronto, el salario mediano, sea el salario mínimo, y que millones de personas sigan en la pobreza, y deban ser sostenidos por el Estado, pese a tener uno o varios empleos.
El crecimiento del 3,1% que nos adjudica el propio Gobierno, de ser cierto, no seria un mal dato. Sin embargo, una vez más, y para variar, el dato no concuerda con otras cifras macroeconómicas y además esta mediatizado por la influencia del gasto público, y muy especialmente la necesidad de financiación externa a través de deuda publica y ayudas europeas.
En realidad, el crecimiento bruto del PIB ha sido del 4,93%. Pero si se deflacta en función de la inflación, el crecimiento del PIB se quedaría en un magro 2%, en lugar del cacareado 3,1%.
De hecho sin el impacto de las ayudas europeas, el crecimiento apenas hubiera sido positivo.
Pero el dato del crecimiento del PIB se ve además condicionado por el crecimiento de la población debido a la inmigración. No en vano, el país con los mayores registros de pobreza y desempleo de la UE, es curiosamente el país que con diferencia esta absorbiendo mayor cantidad de inmigrantes en los últimos años. Muy por encima de países mucho mas poblados como Francia o Alemania.
De hecho, en los últimos dos años el crecimiento de la población debido a inmigración llegará a superar el millón de personas, llegando la población a superar los 49 millones.
y si sumamos todos los que se han establecido de la mano del socialpopulismo desde 2018 la cifra sube a mas de 2,5 millones. Eso sin contar con la inmigración ilegal.
Por tanto, el crecimiento real de la renta per cápita ajustada a la infracción no llega al 1% en 2024.
Si aplicamos estos mismo parámetros al todo el periodo del régimen sanchista, nos encontramos con que a pesar de 90.000 millones en ayudas europeas y mas de 400.000 millones de deuda publica para “animar” la economía, el crecimiento real de la economía, ha sido del 5,7% en 6 años, el mas bajo de toda la OCDE.
Todo ello teniendo en cuenta que los dos últimos años nuestras condiciones económicas han sido significativamente mejores a las del resto de Europa por nuestra menor exposición a la crisis de Ucrania.
Y si lo ajustamos con el crecimiento de la población, se queda en un crecimiento de la rente per cápita real de tan solo 1,4% en 6 años, un 0,23% anual.
Pero eso no es lo peor. El problema es que este ridículo crecimiento no hace sino acentuar la brecha de desarrollo con el resto de países desarrollados que viene agrandándose desde la crisis de 2007.
Cada vez hay mas países del Este que hace 20 años tenían una renta per cápita por debajo de la mitad de la española que nos están superando en dicho parámetro gracias a su sostenido crecimiento económico.
Países que curiosamente apenas han recibido población extranjera inmigrante durante todos estos años, debiendo su crecimiento tan sólo al mejor aprovechamientos de sus propios recursos humanos y el aumento de la productividad.
De hecho la renta per cápita real en 2024, es menor a la 2007, dado que hay un 7,2% mas de población, y el PIB real ajustado tan solo ha crecido en 17 años un 5,7%.
Pero el problema no es sólo que apenas existe crecimiento a pesar de los supuestos 4 millones de “jóvenes e ilusionados” extranjeros que según la partitocracia, sus voceros y los interesados empresarios han venido a arrimar el hombro para pagar pensiones, recoger la fruta del campo, tirar cañas y pasear a abuelitos. Este crecimiento se genera en sectores improductivos y a costa de una mayor presión fiscal de la verdadera población productiva el país.
Porque buena parte del empleo generado se ha creado en el sector publico, y en el denominado 4º sector de las ONG dedicadas ya casi en exclusiva a la atención de la inmigración, que es donde están las subvenciones. Por supuesto sin olvidad en negociete, también bien subvencionado, de las políticas progres.
En realidad los datos nos indican que tan sólo el 40% de los inmigrantes forman parte de la población activa trabajadora, muy por debajo de los datos de la población nacional, e incluso en colectivos como el magrebí, esa tasa baja hasta menos del 20%
Un mayoría de esta población por diversos factores no sólo no aporta nada, sino que además generan una carga social, que por otro lado sirve de justificación precisamente para esa economía del asistencialismo que es lo que está permitiendo justificar cientos de miles de nuevos empleos, a costa de deuda y perdida de poder adquisitivo del resto de población vía expolio fiscal.
Es decir, en gran medida traemos inmigrantes, no para trabajar sino para justificar generar trabajo a costa de su sostenimiento .
Eso no quiere decir que la inmigración sea negativa per se, sino que lo es en tanto en cuanto la misma no es controlada ni sirve los fines del desarrollo económico del país.
Si realmente en uno de los países con mayor tasa de desempleo hace falta inmigración, esta debería ajustarse a las verdaderas necesidades y contratarse en origen.
De nada sirve traer a cientos de miles de familias y personas sin cualificación ni disposición para el trabajo, salvo para justificar esos cientos de miles de empleos dedicados a su sostenimiento como población improductiva.
El 60% de la población extranjera no aporta a las pensiones, sino que realmente deben ser sostenidos, aumentando aun más el gasto publico y dificultando el sostenimiento de la pensiones a futuro.
Y entre los que aportan, una parte significativa lo hacen en sectores productivos de bajísima productividad y salarios, y su aporte neto al gasto publico es negativo, especialmente cuando viene uno a trabajar y se trae a 8 de familia.
De hecho esta inmigración “insana” produce dos efectos negativos sinérgicos profundamente contraproducentes y que amenazan el bienestar de la ya precaria salud económica de España.
Por un lado fomentan la precariedad laboral, los bajos salarios y baja productividad, desincentivando la inversión y la transición a un modelo de economía de capital intensivo propio de la venidera 4ª revolución industrial en ciernes.
Por otro dificulta precisamente esa misma transición al aumentar el gasto publico improductivo a costa de la inversión productiva, ya que reduce el dinero disponible para ello.
Hoy en España hay mas de 9 millones de nacidos fuera de España, a los que añadir 2 millones de menores españoles con padres extranjeros. Son algo mas del 20% de la población.
Sin embargo representan casi el 50% de la población desempleada.
De hecho, asistir a esa buena parte de la población de origen extranjero sin empleo genera un coste de mas de 30000 millones de euros solo en prestaciones directas.
Si añadimos otras ayudas publicas a familias extranjeras con bajos ingresos, y ayudas privadas vía ONG subvencionadas, el gasto seguramente superará los 50000 millones de euros.
Y por supuesto sin contar otros gastos en servicios públicos que se debe dimensionar para atender a ese 20% de población no nativa, calculen otros 20000 millones por lo bajo.
Pero si descontamos buena parte de la inmigración europea y anglosajona, con sus trabajadores cualificados y cientos de miles de jubilados establecidos en España, los asiáticos y su innato emprendimiento y algunas decenas de miles de millonarios no comunitarios que se han establecido en España, el dato es aún mas estremecedor.
El 90% de esa población de origen extranjero, o no genera ingresos públicos, ya que no trabaja, o lo hace en negro, o su aportación es insignificante habida cuenta de los bajos ingresos que generan sus ocupaciones
Por tanto lejos de ser un alivio para el pago de las pensiones presentes, la gran mayoría no son más que una carga para el Estado que debe ser sufragada con mas impuestos y deuda publica
Un problema que además se agravará en el futuro a medida que dicha población envejezca junto a la española.
Todo ese gasto es coste de oportunidad de invertir en el desarrollo de una nueva economía basado en el aprovechamiento de las ventajas competitivas de la I.A., aumentando la productividad del trabajo, y haciendo por viable las futuras pensiones, dado que menos trabajadores serán necesarios para generar mas bienes y servicios para toda la Sociedad.
¿Dónde ha quedado ese desideratum que surgió tras la crisis del 2008, de que España debía cambiar de modelo económico?
Se presume de que hay un millón más de cotizantes que en 2007, con 4 millones de más de extranjeros
Sin embargo, el numero de horas trabajadas ha disminuido, y muchos de esos cotizantes, sino son la mayoría, son meras estadísticas debidas del maquillaje de los datos al incluir fijos discontinuos o mas recientemente a los becados en practicas entre otros artificios estadísticos.
Si retirásemos esas “anomalías”, y los cientos de miles de personas que trabajan para sostener la carga de la población inmigrante, en realidad seguramente habría un millón menos de trabajadores para sostener las pensiones.
De hecho, somos el país con menor tasa de actividad de Europa, 58%, a pasar de la supuesta llegada de millones de jóvenes extranjeros preparados y dispuestos a cotizar para pagar las pensiones.
Si tuviéramos una tasa de actividad comparable a la de la media de la UE, en lugar de 4 millones de parados reales, serian mas de 8 millones. ¿Cómo se justifica entonces la supuesta necesidad de cientos de miles de nuevos inmigrantes cada año en una economía tan alejada del pleno empleo de sus recursos humanos?
A todo esto hay que añadir el coste social que supone el problema de vivienda que esta suponiendo esta presión migratoria en un país donde apenas se construye vivienda nueva, aumentando la demanda de vivienda, y su coste
Ello y la presión sobre a la baja sobre los salarios reales, justo al mayor presión fiscal para sostener el creciente gasto social, hace que las nuevas generaciones de españoles encuentren graves dificultades para estabilizar sus vidas y crear familias que aumenten la natalidad
Mientras, se fomenta la natalidad de la población extranjera con todo tipo de facilidades y ayudas.
Todo este escenario de economía fallida que están labrando los socialpopulistas, arrastrados por su despreciable ideología progre y sus dispensas ideológicas, moral intelectual y practica, se completa con el dato de los cientos de miles de españoles deben huir del país en busca de condiciones laborales dignas.
Un recurso humano altamente cualificado que debería servir al desarrollo del país, y un elevado coste dedicado a su formación que es aprovechado por otros países mas desarrollados
Además, estos últimos 17 años en los que ha aumentado la población extranjera en casi 4 millones de habitantes sin apenas crecimiento económico, no ha hecho sino aumentar la desigualdad, la pobreza y la vulnerabilidad social, convirtiendo a España en el líder en esos parámetros en la Unión Europea.
Esta inmigración descontrolada ha supuesto la necesidad de aumentar la presión fiscal y ha provocado la caída de los salarios privados reales al punto de que próximamente la mitad de la población española cobrará no mas del SMI.
De esta forma se hace cierto ese dicho de que “los populistas aman tanto a los pobres que los multiplican”.
Por todo ello, y mas allá de las grandilocuentes afirmaciones de la partitocracia y sus palmeros sobre la buena salud económica de España, la realidad es que el modelo basado en gasto publico y traer cientos de miles de extranjeros cada año para crear una burbuja de crecimiento basado en la economía asistencial, tan sólo nos lleva hace el desastre económico y social en un futuro no muy lejano.
Para evitarlo, es necesario reformular la política de inmigración actual y limitar el asentamiento en España a aquellas personas que añadan verdadero valor añadido con su trabajo o dispongan de sus propios recursos para financiar su sostenimiento y vida en España.
Y al tiempo desarrollar toda una serie de medidas de reactivación económica que se fundamenten en la estimulación de la inversión productiva y el emprendimiento aprovechando todas las ventajas competitivas que dispone España para acelerar su crecimiento, y que abordaré en otra próxima entrada
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