¿Hemos perdido el Norte?
Para los navegantes, siempre ha sido fundamental tanto saber donde se está como hacia donde se quiere ir.
Para ello, debían en gran medida confiar en referencias que les indicaran su posición relativa. Entre ellas las estrellas, con la polar como gran referencia, y la brújula.
De esta forma podían establecer su posición respecto al Norte, y con ella facilitar una mejor aproximación de su ubicación, algo que luego mejoró aún más con el sextante.
Es por ello que se suele acudir a la expresión, “perder el norte”, para resaltar aquella situación en la que las cosas se han vuelto fuera de control a causa de decisiones erráticas, irracionales y desafortunadas, que generalmente suelen acabar arrastrando hacia el desastre.
Con ello quiere expresarse que se ha seguido una ruta equivocada y que por tanto el “barco” se encuentra pedido en alta mar sin saber a donde va, ni los riesgos que afronta.
Esa es la sensación que cada vez mas personas tienen del rumbo que está adoptando el “Occidente colectivo” llevados de la mano de gobernantes, vendidos, incapaces y negligentes, que nos están arrastrando hacia la mas absoluta decadencia espiritual, económica y social.
La ideología del Pensamiento Débil pretende imponer a la sociedad una serie de conductas y dogmas bajo el amparo de un pretendido buenismo y protección de los mas desfavorecidos de la sociedad. A ello lo llaman “progresismo”.
Bajo el amparo de ese presunto ”progresismo”, y el empleo de la Ventana de Overton de la mano de su dominio de los medios de comunicación, se esta imponiendo al a población una destrucción de los principios y valores morales de lo que denominan despectivamente Sociedad “tradicional”.
El progresismo sirve así de coartada para imponer “progresivamente”, conductas degradante e inmorales fundadas en la mas absoluta irracionalidad.
Todo ello a través de un proceso de ingeniería social que ha ido destruyendo, arrasando, la inteligencia emocional de las personas, fomentando así la implantación de sistemas de creencias sobre la base de la sugestión, la ignorancia y los sesgos subjetivos, y luego potenciando su efecto sobre la base de afectar su debilitado sistema emocional.
Es decir, crear patrones de pensamiento para imponer dogmas.
De esta forma se logra que el neocortex cerebral, la razón, se supedite al primario, sistema límbico, donde anidan precisamente esas creencias y emociones que se estimulan.
Es la base de las sectas y el fanatismo que subyace detrás de las ideologías, especialmente las totalitarias, como es el socialismo en todos sus versiones desde la extremas izquierda a la derecha.
Es de esta forma como una vez convenientemente adoctrinada, la personas adoctrinada hace prevalecer sus dispensas ideológicas, moral, intelectual y práctica, sobre cualquier argumento racional.
Con todo ello han logrado que una buena minoría combativa de la sociedad, la suficiente para imponer su voluntad al resto, nos arrastre al resto por su senda de inmoralidad, el victimismo, la infantilización y la degradación moral e intelectual hacia el sumidero de la irracionalidad, la mediocridad, la dependencia y la sumisión social.
Y es que progresar no es bueno ni malo per se, a pesar de que se busque implantar en la Sociedad una emoción positiva usando dicho término.
El progreso puede ser positivo, negativo o neutro. Más aún, siquiera tiene que ser homogéneo a nivel macro. Lo que puede ser un progreso positivo para alguno puede ser un retroceso para otros.
E incluso lo que puede parecer un progreso positivo, puede a la larga ser un camino hacia el abismo. El camino al infierno está empedrado de buenas intenciones.
El problema no es progresar, caminar sin rumbo ni destino, sino tener claro hacia donde queremos llegar, el camino y los recursos necesarios. Y sobre todo el coste del proceso y quien lo va a soportar.
A veces, por tanto cuando se ha perdido el rumbo es mejor retroceder sobre los pasos hasta aquella encrucijada en la que se tomo el camino erróneo, para retomar la senda correcta, aquella que nos lleva hacia una sociedad que favorezca el desarrollo personal de los individuos, dentro de ella, pero no sometidos, al sistema y quienes lo manejan.
Es decir fomentar el autoconocimiento y autorrealización de los individuos desarrollando sus capacidades y habilidades personales y enseñándoles a superar sus limitaciones prejuicios y miedos para de esta forma servir de la mejor manera al desarrollo de la sociedad a partir de su propio desarrollo personal.
Para ello es preciso acabar con la cultura progre y sus políticas de privilegio de minorías, bajo el amparo del victimismo y el buenismo y retornar a la cultura del merito y el esfuerzo.
Todo lo expuesto a nivel “macrosocial”, vale también como reflexión para la vida de todos y cada uno de nosotros.
Hay que pararse de vez en cuando en la vida y mirar nuestra brújula para asegurarnos que no mantenemos en la ruta que queremos seguir y que no nos dejamos arrastrar `por la marea de zombis intelectuales que pretenden arrastrarnos en su camino al abismo.
Hay que saber donde queremos llegar y que ruta queremos seguir, y al tiempo aprender a lidiar con los problemas que podamos encontrar, e incluso saber buscar caminos alternativos cuando el que seguimos está cortado.
También es necesario en muchos caso saber cambiar de destino cuando las circunstancias lo aconsejen.
Para ello es importante buscar y encontrar compañeros de viaje fieles motivados y sobre todos, que sepan leer los planos y la topografía para que nos ayuden a mantener el rumbo firme hacia donde queremos llegar, ayudarnos a sortear la dificultades y animarnos en los momentos de tormenta
No es signo de buena salud el estar bien adaptado a una sociedad profundamente enferma
Jiddu Krishnamurti
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