La I.A. y la sustitución del trabajo
Ya hace ya casi 40 años, en clase de “sociales” hablaban de la robotización y el proceso de sustitución del trabajo por las máquinas. Ya entonces se decía que Japón tenía millones de robots en sus cadenas de producción. Luego vino la revolución de las TICs ya entrando en el siglo XXI.
Y sin embargo, la realidad es que la Economía occidental apenas crece desde hace más de 15 años y aún menos lo hace la productividad del factor trabajo.
Los salarios y condiciones laborales de la mayoría de los trabajadores han empeorado a pesar de tanta tecnología, demostrando que la producción de real de bienes y servicios de consumo apenas ha crecido.
En España de hecho, el PIB per cápita es menor que en 2008, y el reparto de la riqueza más desequilibrado.
Ahora los maestros del terror, productores de títulos tan impactantes como terrorismo internacional, Pandemia asesina, o emergencia climática 2, sacan la promoción de su nueva película, la IA asesina, con la que pretenden implementar su nueva revolución industrial.
Sin embargo, la realidad es que lo que venden ni es inteligencia ni es artificial. Tan sólo es un nombre que sirve para impactar en el cerebro límbico de las cada vez más prietas filas de zombis intelectuales.
El término correcto sería “Automatización de procesos”, algo que en realidad viene desarrollándose desde hace más de 3 décadas. No es por tanto ninguna revolución, sino más bien una evolución.
La IA artificial débil que se vende, no es más que una mejora de los programas de gestión empresarial, y añadir capacidad de simular conversación humana al trabajo de las máquinas.
Sin embargo, esta capacidad es pura apariencia. Su conversación no es mejor que la del 90% de los humanos incapaces ya de mantener una conversación coherente y racional, más allá de una retahíla de dogmas y creencias implantadas.
En la propaganda y la publicidad, el mensaje se adapta al sector más idiota del mercado, así que, acostumbrada ya la Sociedad a ser tratada como idiotas por empresas, políticos y organismos públicos ¿En qué va a notar que es una I.A. idiota quien sustituye al Hombre?
Desde hace años se ha ido produciendo una continua degradación de los servicios de calidad y atención al cliente de las empresas, que ha dejado a la altura del papel higiénico los certificados de Calidad que “venden” las empresas certificadoras.
Mediante la Ventana de Overton han ido acostumbrando a la Sociedad a ir asumiendo como normal esa destrucción de la cultura de la empresa enfocada al cliente, ser maltratados por las empresas y recibir productos cada vez de más ínfima calidad.
De esta forma con carácter general la pretendida sustitución de parte del personal trabajador por la “I.A. no buscará traer un mejor servicio o producto para el cliente, algo imposible dadas sus limitaciones en la imitación de conducta humana, sino simplemente un abaratamiento de los costes para los productores, que no necesariamente se verá trasladada a los clientes. Peor calidad, mismo precio, igual a más beneficio.
Eso no es óbice para que realmente haya ciertos servicios que efectivamente puedan ser sustituidos eficazmente por los poderosos programas de automatización de procesos.
La mayor parte de los puestos sustituibles están en la función pública. De hecho la mayoría de ellos ya podrían haber sido sustituidos hace años con mucho éxito. Enseñanza, Medicina, Justicia y en general posiciones de gestión y administración, en gran medida aplican protocolos desde hace décadas y la buena parte de sus procesos pueden ser automatizados.
Si no se hace, es por interés político y por la teoría de los “Trabajos de Mierda”. Eso es algo que también sirve para muchos empleos del sector privado. Periodismo, marketing y publicidad, Banca, y servicios financieros, abogados, transportistas o intérpretes entre muchos, Otra cosa es que ahora interese eliminarlos y sirva de excusa la llamada revolución tecnológica que en realidad no lo es.
De hecho en gran medida y como consecuencia de la Pandemia muchos de los servicios de la Administración Pública se han automatizado sin que ello haya mejorado la calidad de la atención al cliente. Todo lo contrario
Además todo este proceso de degradación de la atención se ha realizado al tiempo que se ha aumentado la plantilla en casi medio millos de empleados e incrementado en número de contratas privadas externas.
Desde hace años se ha ido instalando la mediocridad y la complacencia en la Sociedad y el mercado laboral, persiguiendo y destruyendo todo atisbo de creatividad y pensamiento crítico. De esta forma se instalan las bases para ese proceso de sustitución del trabajo basado en protocolos y modelos tipo que puede ser realizado efectivamente y sin gran esfuerzo por cualquier sistema informático diseñado al efecto.
Sin embargo, al igual que la Administración Pública, estos gestores de procesos son como un potente tren que avanza por una vía, capaces de arrasar con cualquier cosa que se le ponga por delante. Sin embargo descarrilarían ante la más mínima doblez de la vía, incapaces de improvisar y adaptarse.
Y es que el potencial informático y de proceso que se busca implantar es a su vez tremendamente vulnerable a diferentes tipos de ataques y errores que pueden generar tremendos efectos nocivos, especialmente si no son supervisados.
En primer lugar son predecibles, especialmente si se conocen sus algoritmos, y por tanto es fácil tanto engañarlos como anticiparse a sus movimientos, especialmente si se dispone del mismo gestor de procesos para saber cuál será su “movimiento”.
En los negocios saber lo que va a hacer el contrincante y anticiparse es clave para el éxito.
Habrá gente que cuestione semejante razonamiento. Pero tan sólo es porque pertenecen ya esa gran mayoría desprovista de su capacidad de juicio crítico, pensamiento lateral y creatividad que nos distingue como Humanos, y están acostumbrados a trabajar “de manual”.
Además su predictibilidad puede ocasionar graves problemas dado que conducen a decisiones masivas que desequilibran el propio resultado obtenido
Por ejemplo si todos los conductores masivamente deciden hacer caso a su navegador e ir por la vía menos colapsada, al final acabarán todos en un atasco, salvo quienes entienda el proceso de decisión de las máquinas y se anticipen a su decisión.
De igual forma pudiera pasar en el sector financiero y otros, de tomarse determinadas decisiones de forma automatizada.
Por supuesto pueden ser vulnerados con diferentes fines. Su mal funcionamiento, el robo de información e incluso para lograr que obren en interés del asaltante. Eso tampoco es nada novedoso.
Sin embargo en la medida que dejemos aun más en manos de estos gestores de procesos el devenir de nuestras vidas, el riesgo de que ocurra será mayor.
Imaginen un buque gasero automatizado que sea dirigido hacia las proximidades de una zona poblada para ser detonado con la potencia de un arma nuclear táctica.
Sin ir tan lejos, es probable que el incidente del megabarco que embarrancó en pleno Canal de Suez e interrumpió el tráfico de mercancías durante día, fuera debido al engaño de su sistema GPS que controlara su sistema de navegación automático.
Pero también pueden ser diseñados con fines ocultos que sirvan a los intereses de sus diseñadores, posiblemente grandes corporaciones. Tampoco nada nuevo. Google y las RRSS funcionan con algoritmos que filtran la información para destacar y ocultar lo que convenga a sus creadores.
Ello genera además riesgos de sesgos, algo que quizá es lo que más humanas haga a estas máquinas lógicas. Las máquinas aprenden a partir de la información que se les da y por tanto su rendimiento depende de la calidad de la misma, que es ínfima, igual que la mierda mediática que se sirven a las masas descerebradas que pasan su vida delante de las telepantallas.
Evidentemente según el sector o campo de aplicación de estos motores lógicos estos riesgos o amenazas pueden ser diferentes.
No es lo mismo un motor lógico que sirva para análisis de datos matemáticos o desarrollar una gestión de procesos que otro que pretenda sustituir la atención al cliente, hacer libros o fabricar noticias.
Dado que toman decisiones y fundan su proceso de adquisición de conocimiento en la información que ellas mismas seleccionan sobre la que le presentan los algoritmos de otras maquinas, los buscadores, este proceso puede ir corrompiéndose de forma progresiva e exponencial, a medida que un conocimiento corrupto sirva de base para adquirir nuevo conocimiento.
En el caso de los nuevos motores lógicos que simulan ser humanos y responden las preguntas con aparente lógica, su capacidad es tan limitada como la de la mayoría de la población incapaz ya de pensar por sí mismos, completamente cegados por su emociones y esquema de creencias que bloquean su neocortex cerebral y activan su cerebro límbico.
En el caso de las maquinas no hay emociones, pero si creencias, y esta son siempre enemigas del verdadero conocimiento. Así que cualquier sistema de automatización de procesos que quiera fundarse en su capacidad de aprendizaje, jamás logrará hacer.
La máquina da por hecho que la información que recibe es cierta sin ser capaz realmente de determinar su veracidad, tal y como hace la mayoría de la población cuyo cerebro ha sido absorbido por los medios de comunicación y dan por cierto todo aquello que se les presenta, sin el menor esfuerzo de comprobación.
De hecho y aunque carecen de sentimientos, absorberán también los juicios de valor, el sesgo y la subjetividad de la posverdad que las alimente.
Y es que quizá simular el comportamiento humano es un error, se debe simular la capacidad de razonamiento algo muy distinto ya que las más de las veces hoy en día el comportamiento humano se funda en motivaciones emocionales y creencias.
En cualquier caso, es poco probable que los gobiernos decidan ahora usar las nuevas tecnologías que se les presentan para sustituir a los empleados públicos, el principal filón de los empleos sustituibles.
Seguramente antes lo usarán para potenciar sus instrumentos de control social sobre la Sociedad.
En la empresa privada hay determinados sectores que sí pueden a medio plazo sufrir las consecuencias de la evolución de la capacidad de proceso y toma de decisiones de las máquinas. Sin embargo su impacto no sería tan grande como se pretende, y en muchos casos los perjuicios que puedan generar superar las posibles ventajas competitivas.
En algunos casos está por ver si la presión social permite la automatización. Especialmente en el sector de la movilidad y el transporte. Hay una serie de intereses, algunos espurios, que pueden impedir o limitar la implantación del vehículo autónomo.
Por tanto es poco probable que a corto y medio plazo el terror robótico se imponga de la forma que se está trasladando a la Sociedad, si bien si tendrá su impacto en determinados sectores
Tampoco está claro que realmente el proceso de sustitución de recursos humanos vaya a ser generador de verdaderas ventajas competitivas, más allá de la reducción de costes a corto plazo. Pero ya se sabe que a veces lo barato acaba saliendo muy caro
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