Sobrevivir al apocalipsis zombi. Cuando pensar se convierte en un peligro

No tendrás nada. Y “SERAN” felices

Una de las características más curiosas de esta moderna Sociedad de la información y la comunicación es el absoluto desconocimiento y desinterés por la Economía, que facilita el proceso de manipulación y empobrecimiento generalizado que está aconteciendo

Esa profunda ignorancia de los fundamentos de Economía y la situación actual alcanza al nivel del empresariado y los supuestos profesionales de la Economía y la dirección de empresas que las más de las veces siguiera alcanzan a entender conceptos elementales de la macroeconomía, o a interpretar, analizar y entender los más elementales datos económicos.

Para la mayoría, las cosas son como son, y simplemente hay que aceptarlo y asumirlo, como si no hubiera nada que se pudiera hacer para cambiar la situación.

De esta forma, la inmensa mayoría de la población desconoce que el Producto Interior Bruto PIB a precios constantes no ha crecido nada en los últimos 15 años, mientras por ejemplo la carga de Pensiones públicas ha subido un 50%, y en general el sector privado se ha ido empequeñeciendo frente a un sector publico deficitario que debe recurrir a la Deuda pública para seguir pagando el pesebre publico que sostenga el consumo privado.

Mientras, los más ricos han aumentado su riqueza a costa de los más desfavorecidos, aumentado la pobreza y la precariedad de buena parte de la Sociedad.

Más de 17 millones de personas en España dependen ya de un ingreso público regular para vivir. Empleados públicos, pensionistas, perceptores de ayudas y prestaciones de desempleo, subcontratas públicas…

Un modelo absolutamente inviable a largo plazo, que la mayoría, incluidos quienes deberían poner remedio, como avestruces, no quiere ver.

Lejos quedan los tiempos en los que se reclamaba un cambio de modelo productivo y reformas estructurales para dinamizar la Economía. Todo ello ha sido sustituido por un conformismo e indolencia que se ha instalado en todos los niveles de la Sociedad

Ha habido elecciones y a pesar del desolador panorama económico que deja el Sanchismo esta legislatura, nadie  ha cuestionado seriamente su discurso triunfalista, y ni mucho menos presentado plan económico alguno para superar lo que se viene por delante.

Pero el problema no es sólo de España, aunque seamos los que peores resultados hemos obtenido estos últimos 15 años, es toda la Economía Occidental la que ha entrado en una inexorable decadencia .

De hecho se puede decir que en los países occidentales se vive una ilusión de prosperidad fundada en una economía de ingeniería financiera y fiscal que mediante la ventana de Overton va lentamente desplazando la riqueza hacia unas elites económicas, arrastrando progresivamente a la pobreza al resto de la población sin que estos lo adviertan.

Una Economía ficticia basada en trampas estadísticas y un abuso de las políticas keynesianas que distorsionan y falsean los datos macro y muy especialmente el PIB, dando una falsa sensación de prosperidad que se asienta en los pantanosos cimientos del crédito y el aumento de la masa monetaria

Con la excusa del Estado del Bienestar, se justifica una generación de trabajo en gran medida ineficiente y superfluo y un reparto de migajas entre la Sociedad que mantiene a grandes capas de la misma en el umbral de la pobreza, alienados y conformados.

Hoy en muchas sociedades occidentales europeas ya más del 50% del gasto es público, es decir el Estado decide en qué y cómo se deben disfrutar de muchos de los bienes y servicios generados. Tal como hace un padre que tutela a su hijo discapacitado.

Además de esta forma se reduce las posibilidades de desarrollo personal y éxito de muchas personas emprendedoras, que al ver reducida su capacidad de inversión y reinversión, en muchos casos ven drásticamente reducida su capacidad de éxito y ascenso social.

Para ello por supuesto se cuenta también con la inestimable ayuda un modelo Educativo destinado a formar futuros esclavos consumistas carentes de todo sentido crítico y capacidad de pensar por sí mismos, fomentando una cultura de la ilusión de la felicidad y del conformismo, destruyendo así la meritocracia y la cultura del esfuerzo.

Estas dificultades que se imponen a la “plebe” para reducir sus posibilidades de ascenso social y desarrollo personal, dificultando o impidiendo elevación en la Pirámide de Maslow hacia los escalones superiores y su cúspide, la autorrealización.

Lejos quedan esos años en los que una familia de 4 o más miembros podían vivir con un solo sueldo, tener casa, coche y apartamento de verano.

Hoy la mayor parte de los jóvenes siquiera pueden aspirar a salir de casa de sus padres. Y aquellos que se atreven a formar  una familia, en muchos casos apenas pueden sostener por si mismos un sólo hijo con dos sueldos, salvo que vivan del pesebre del Estado.

A pesar de unos sectores públicos hipertrofiados se observa un progresivo deterioro de los servicios y una evidente falta de productividad real, que sin embargo a efectos del PIB no se evidencia, dado que el valor de los mismos se calcula básicamente por su coste y no por su utilidad.

Es significativo que las últimas décadas de revolución tecnológica apenas ha crecido la productividad real del factor trabajo. En muchos casos ello ha sido debido a la intervención del Estado en las empresas privadas imponiendo continuas normas que dificultan su actividad y aumentan sus costes, y a absoluta ineficiencia de los sobredimensionados sectores públicos.

Pero hay otra dimensión en todo este problema de la falta de productividad real que subyace de la destrucción de la cultura del merito y del esfuerzo desde los propios sistemas educativos, al tiempo que se ha fomentado la ignorancia, el conformismo y la falta de espíritu critico.

Todo ello ha fomentado una caída de la cualificación profesional y la capacidad de trabajo, especialmente en actividades como la ingeniería o los procesos productivos.

Lo que hace décadas hacia un puñado de ingenieros con rotulador, regla y calculadora, hoy no son capaces legiones de ingenieros con los más avanzados sistemas de diseño.

Además, con una progresiva y sistemática degradación de la calidad de los bienes y servicios, en todos sus aspectos, desde el diseño a la producción y el servicio postventa.

Esta incapacidad de aprovechar la nuevas tecnologías de forma productiva alcanza a la mayoría de los sectores económicos, y muy especialmente a la Administración Pública, cuyo único departamento eficaz es aquel encargado de extraer a los ciudadanos la mayor cantidad posible de su riqueza a través de las políticas fiscales.

Además, con la excusa del control fiscal, se aumenta la presión burocrática y normativa, con el único fin real de establecer el más férreo control sobre los ciudadanos.

Sin embargo el aspecto más importante es la destrucción de tejido productivo REAL, la producción de bienes, mientras se desarrollaban actividades de servicios de baja productividad.

Durante décadas se ha trasladado parte de la actividad productiva y extractiva a otras áreas geográficas, mientras los países occidentales se ha dedicado a comprar a crédito, aumentado la deuda pública y  privada, interna y externa.

Por supuesto ello ha sido posible en gran medida por la aceptación del dólar y el euro como monedas de reserva, y a una economía ficticia fundada en la contabilidad creativa y la burbuja financiera.

Mientras, se desincentiva por todos los medios la natalidad, se fomenta la inmigración masiva, la cual además sirve para generar un dumping laboral que permita disciplinar a los trabajadores, reduciendo sus salarios reales y precarizando sus condiciones laborales, al tiempo que se generan problemas sociales, de pobreza y violencia que sirven de excusa para seguir avanzando en la estatalización de la economía y el fomento de las políticas progres

Todo ello genera un progresivo empobrecimiento de la sociedad, incluso en países con pleno empleo, como consecuencia de la pérdida de poder adquisitivo real de los salarios, y el aumento de los costes básicos, como vivienda, energía o alimentación, algo que afecta especialmente a las familias y disuade por tanto la natalidad.

De esta forma se destruye progresivamente la clase media y especialmente se castiga a emprendedores, pequeños empresarios y autónomos, aquellos que con su esfuerzo y dedicación habían ido escalando en la Pirámide de Maslow hacia la satisfacción de sus más elevadas necesidades sociales de autoafirmación, y por tanto más críticos y menos controlables.

Para ello, durante décadas no han escatimado medios. A los clásicos del adoctrinamiento educativo y cultural, para reblandecer cultural, intelectual emocional y moralmente a la sociedad, ahora esta añadiendo con fuerza otros instrumentos que aceleren el proceso con el objetivo de alcanzar sus fines en la fecha anunciada, 2030.

Así, a la plandemia de pánico irracional que ha servido para paralizar la Economía  y desgastar el margen de maniobra financiero de las pequeñas y medianas empresas, al tiempo que se debilitaba emocionalmente  a la población, se une el ecoterrorismo del calentamiento global que sirve para establecer políticas medioambientales que ayuden a empobrecer a la Sociedad.

Y como refuerzo, se fomenta el conflicto con Rusia, aumentando los costes productivos y la escasez, sirviendo de excusa para una inflación que enraíza en una política monetaria expansiva irracional que tan solo ha servido para enriquecer a las élites.

Curiosamente y contra toda lógica pero sin oposición alguna de una población absolutamente ignota y distraída, esa inflación que genera el exceso de gasto y deuda pública financiada con la “máquina de hacer dinero”, sirve de excusa para incrementar los tipos de interés, con el objetivo declarado de reducir la posibilidades de consumo, fundamentalmente en las familias con menos recursos, y empobreciendo a las Pymes, las empresas con la dificultades para acceder al crédito.

Es decir se empobrece a la sociedad en lugar de reducir el gasto y deuda pública que son los grandes causantes reales de la inflación. Una generación  artificial de dinero  que en su mayor parte va a manos de las elites, que a su vez también se benefician de la miseria que genera la subida de tipos de interés, y de los sobrecostes que generan las políticas “progres”, y muy especialmente el terrorismo climático. Es la cuadratura del círculo.

Todo ello tiene una finalidad última. Apropiarse de los recursos, especialmente alimentación, energía y agua, para generar una escasez y aumentar su precio obligando así a los ciudadanos a pagar cantidades crecientes por dichos bienes y servicios básicos, que agoten su capacidad de ahorro y posibilidad de adquirir otros bienes y servicios no esenciales.

Trabajar para sobrevivir, y con suerte, si el Estado determina que uno es un buen ciudadano, que cumple con lo que se le exige con una sonrisa de felicidad en la boca, puede que se le gratifique con el acceso a ciertos bienes y servicios en premio por su lealtad.

Incluso la movilidad de aquellos que, a pesar del empobrecimiento generalizado, dispongan de medios para ello seguramente será restringida y controlada. Todo por supuesto en aras del bien común y del Planeta.

Por contra, es mejor no pensar cuál será el destino de quienes cuestionen el modelo impuesto, pero puede que no sea muy diferente al que pueda esperar cualquier disidente o mero ciudadano caído en desgracia en Corea del Norte.

Por supuesto este control de los bienes y servicios esenciales se complementará con el control de los medios de pago y posiblemente incluso de los bienes que se puedan adquirir, incluso si se dispone de la capacidad de pago para ello.

Esta es la realidad en la que vivimos detrás del Matrix de ingeniería financiera internacional que sostiene el Sistema a la espera del momento en el cual les interese quebrar el sistema e iniciar nunca ocultado “reinicio”, en el cual seguramente la clase media será aniquilada, aumentando la brecha entre la elige y el resto de la Sociedad.

Y sin embargo, la mayoría de la población se mantiene feliz, tranquila y complaciente incapaz de imaginar el futuro que se les depara.

Han visto destruida ya su capacidad de pensamiento crítico y se han acostumbrado a depender de unas élites que los pastorean como si fueran ganado, siendo incapaces de asumir la realidad, y negándose a aceptar y asimilar que sus pastores puedan tener otro deseo que cuidarles como si fueras sus hijos incapaces de entender que tan solo son su ganado.

Así, las ovejas se pasan la vida temiendo a supuesto lobo sin darse cuenta que al finar es el pastor quien se las come

Dentro de este desalentador contexto internacional, crisis significa oportunidad.

En el país de los ciegos el tuerto es el rey pero nosotros somos ciegos sordomudos, los últimos en todos los registros y todo con una sospechosa complacencia de las elites económicas políticas y mediáticas a las que el empobrecimiento aceptado de las masas no hace sino beneficiar  a las elites y sus objetivos de control social.

Es penoso pensar que de aprovechar las posibilidades y los abundantes recursos humanos y financieros desaprovechados, España tendría el potencial de crecer incluso por encima del 10% anual durante años, cerrando la brecha que ahora mismo no hace sino acrecentarse con los países más desarrollados, y logrando así los recursos que garanticen los servicios básicos, las pensiones, el bienestar y crecimiento personal de la población.

Es curioso como el país con mayor potencial objetivo de crecimiento entre las economía de Europa es el que menos crece, mientras la mayor parte de la población  aplaude hasta dolerles la manos a quienes progresivamente les van empobreciendo y esclavizando.

“Vivan las cadenas”,  ya gritaban en los albores del siglo XIX nuestros ancestros.

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