Sobrevivir al Apocalipsis Zombi
Cuando pensar se convierte en un peligro
CONVICCIÓN Y PERSUASIÓN
Madame Germaine De Stael hace dos siglos sentenció que “Al inteligente se le puede convencer, al tonto persuadir”.
Parece más que evidente que Sapromil, la pretendida agencia encargada de facilitar la integración del personal militar a la vida civil es un absoluto fracaso. Por alguna extraña razón el Ministerio de Defensa parece incapaz de transmitir a la sociedad el valor de los recursos humanos formados en su seno tanto en aptitudes como en actitudes y valores de muy difícil equiparación pero de gran valor por su carácter diferenciado y diferenciador.
Dadas las ventajas inherentes que ofrece este personal desde todos los puntos de vista, parece lógico pensar que, o no se realiza el esfuerzo suficiente, o el esfuerzo de comunicación en ineficaz, sea por la incapacidad de de los responsables de elaborar y transmitir el mensaje, o por falta de capacidad o interés de los destinatarios para entender. Es por ello prioritario un cambio radical de la política de inserción que la Ley obliga a realizar al Ministerio de Defensa. Dicho cambio debe fundarse en los dos principios expresados tan acertadamente hace más de dos siglos por madame De Stael, la convicción y la persuasión.
No hay duda que hay que cambiar la política de comunicación, si es que existe alguna, en lo relativo al valor estratégico de los recursos humanos que tan generosamente el Ministerio de Defensa cede a la sociedad civil. En mis anteriores artículos diserté sobre las ventajas competitivas y sinergias que supone para el sector civil la incorporación del personal militar tal y como bien conocen y saben aprovechar los países más desarrollados y competitivos. Dar a conocer estas cualidades diferenciales y el valor añadido que puede aportar al sector empresarial debería ser por tanto la prioridad absoluta que tendría que regir la política de comunicación del Ministerio de Defensa.
Pero junto a esta labor de concienciación social, hay otras muchas medidas que pueden y deben tomarse para lograr el éxito en el cumplimiento de la legalidad en lo referente a la inserción laboral del personal militar:
1º Fomento de la inserción laboral en la Administración del Estado.
La razón más evidente para fomentar la inserción laboral en el sector público, sería ahorrarse el coste de pagar a estos reservistas su asignación mensual incompatible con un puesto en la Administración Pública. De esta forma el puesto ocupado por un exmilitar, supone un ahorro neto a las arcas del Estado sobre el coste que supondría que fuera ocupado por otro ciudadano.
Pero hay una razón seguramente más importante aunque no tan obvia. Se “supone”, que la Administración Pública debería estar al servicio del ciudadano, y no los ciudadanos al servicio de la administración pública, tal y como sucede en realidad. Lo cierto es que en este país, los únicos empleados públicos que asumen y sienten esa obligación de servicio a los demás, son las Fuerzas Armadas las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y posiblemente los bomberos u otro personal que asume el riesgo hacia su integridad física en defensa de los demás. No hay más que ver la vergonzosa actuación de la mayor parte del personal médico cuando se le enfrentó al más que controlado riesgo de una enfermedad contagiosa (el ébola). No quiero pensar que habría pasado con una pandemia de gripe española.
Es por ello que la transferencia de personal de las Fuerzas Armadas a la Administración Pública ordinaria bien puede considerarse una sinergia o revulsivo en el camino del necesario cambio de mentalidad que debería fomentarse en el funcionariado publico en su percepción de su relación con la ciudadanía.
La forma más sencilla y lógica de fomentar este trasvase seria una Ley que valorara el tiempo de servicio en las Fuerzas Armadas en un baremo de puntuación valido para acceder a cualquier plaza de la Administración Pública en cualquiera de sus niveles. Dar por ejemplo 0,1 puntos sobre 10 por año de servicio no parece ningún disparate inasumible.
Se puede argüir que una medida de este tipo no sería aceptada por la sociedad. Nuevamente es una cuestión de pedagogía social. No es un privilegio, sino un premio o recompensa por años de servicio y servidumbre al Estado. El niñato quejoso de veintipocos que quiera tener el mismo derecho, no tiene más que pasar primero dos décadas de su vida sirviendo a su país, después de que el Estado le haya pagado los estudios y la sanidad desde los 3 años.
2º Fomento del emprendimiento.
El emprendimiento es la base del desarrollo económico y social de cualquier país, y el moderno servicio militar dota al militar de las principales cualidades y habilidades que se requieren para emprender. No es casualidad que Israel, cuyo servicio militar es obligatorio, exigente y de larga duración sea la meca del emprendimiento y de las startup tal y como explican diversos estudios sociológicos realizados al efecto.
En España los mayores retos y barreras para el emprendimiento son:
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La dificultad de financiación dada la falta de cultura bancaria de fomento del emprendimiento.
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La burocracia.
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La falta de asesoramiento técnico.
3 comentarios. Dejar nuevo
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