El Espíritu Libre según Nietzsche
Nietzsche afirmaba que la contraposición de la moral de los amos y los siervos condicionaba la forma de pensar y actuar de la sociedad.
Frente a esta oposición de moralidades, contraponía el concepto de los “espíritus libres”,
personas que aspiran a pensar y decidir por su cuenta, para conducir a la Humanidad a su superación.
Consideraba que los valores de la moral cristiana-platónica, esclavizaba al espíritu humano, sometiéndolo a la sociedad, la manada, impidiendo el desarrollo de su criterio propio frente a la “mente-colmena.
Con la perspectiva del tiempo, y “muerto Dios” en la mente de la mayoría social, esta claro, que no se ha producido esa emancipación de la conciencia individual que esperaba. Al final, la religión espiritual ha sido sustituida por una nueva religión laica, en forma de las ideologías socialistas. Porque la realidad es que, como preconizaba Erich Fromm en “El Miedo a la Libertad”, en realidad la masa social no desea ser libre, dueño de su destino y responsable de sus decisiones, y prefiere, en la incertidumbre, que otros dirijan sus vidas, cediendo su libertad.
Pero, ¿qué define a un espíritu libre según la conceptualización de Nietzsche?
La autoafirmación de la voluntad y la renuncia a la influencia ajena son el fundamento del espíritu libre.
Las cualidades más características a su entender eran:
Amantes de la soledad.
El escondite donde “redimirse de la multitud, de los muchos, de la mayoría”. Ello le permite `practicar la introspección necesaria para encontrar su verdadero «yo» sin la influencia de la sociedad.
Mente abierta.
Escapan de la arrogancia y la presunción de saberlo todo. Son curiosos y receptivos a nuevos conocimientos ideas y puntos de vista. “El amante del conocimiento debe escuchar sutil y diligentemente, debe tener sus oídos en todos aquellos lugares en que se hable sin indignación”.
Por todo ello a pesar de disfrutar de la soledad y la introspección el espíritu libre también es un ser social que disfruta de la compañía de quienes le aporten intelectualmente.
Fuerte personalidad.
Son ellos mismos, no temiendo disentir de los demás, ni de la opinión generalmente aceptada. No necesita la aprobación y aceptación social que pueda condicionar su forma de actuar. Un espíritu libre escucha, pero luego valora y decide autónomamente. .
Asumen las críticas y la presión social.
La sociedad rechaza y castiga a todo aquel que se sale de las pautas impuestas por los convencionalismos y normas sociales, la corriente de opinión única. “Es cosa de muy pocos ser independiente: es un privilegio de los fuertes”.
Es por ello que ante los “disidentes” se usa el señalamiento, el insulto, el aislamiento y hasta el crimen para intentar apagar cualquier luz que pueda alumbrar su ignorancia.
Superan los estereotipos sociales.
Hay que superar los conceptos del bien y del mal, y por tanto los juicios morales y etiquetar. La cosas no buenas o malas ni son blancas o negras, sino que se sitúan en un amplia gama de grises que pueden variar según muchos factores y condicionantes.
Son desapegados.
Considera que el apego impide la objetividad y dificulta el crecimiento personal y el camino de la sabiduría.
El desapego consiste en abrazar la incertidumbre y tener la flexibilidad y valentía suficiente para cambiar de ideas cuando se está equivocado.
El espíritu libre de Nietzsche es el prototipo de personas que no están limitadas y condicionadas por las costumbres, convencionalismos sociales y estereotipos, y lo que es más importante, no están sometidas a los patrones de pensamiento imperantes, no sólo en términos de ideas sino del propio proceso de pensamiento.
Son los librepensadores que buscan llegar a la verdad a través del cuestionamiento de la realidad que se les impone, y para ello hacen uso de su pensamiento crítico.
El individuo ha luchado siempre para no ser absorbido por la tribu. Si lo intentas, a menudo estarás solo, y a veces asustado. Pero ningún precio es demasiado alto por el privilegio de ser uno mismo.