La inteligencia artificial y el conocimiento
Hace 40 años la única forma de acceder al conocimiento eran los libros, revistas y periódicos, así como los limitados canales de radio y televisión, en muchos casos públicos, y con un alto afán instructivo. De esta forma la capacidad de informarse y formase de la población general era muy limitada.
La revolución de las tecnologías de la información y la comunicación han dado al ser humano una capacidad de acceso y de creación, de la información jamás imaginada siquiera hacia 40 años.
Y sin embargo la población actual es más ignorante y está más desinformada que antes.
Ahora se nos presenta una nueva revolución de la información y el conocimiento a través de lo que vienen a llamar de forma un tanto eufemística “inteligencia” artificial, I.A.
La gente se sorprende de poder hacer preguntas en su dispositivo electrónico, y que un ente informático las responda con aparente lógica. Incluso se le proponen hacer trabajos escolares y de enseñanzas superiores con aparente coherencia.
Todo ello lleva a suponer que este tipo de I.A. puede simplificar el proceso de acceso y selección de la información facilitando el proceso aprendizaje y la toma de decisiones, sustituyendo así al conocimiento humano por el cibernético.
Sin embargo, mi visión se bastante más escéptica por varias razones.
La primera porque en realidad es más que dudoso que quienes hasta ahora no han usado su capacidad de acceso y contraste de información para obtener conocimiento, dejándose llevar por su sesgo de confirmación, vayan ahora a cambiar su conducta por el mero hecho de que se les facilite aún más la tarea.
La realidad es que la sociedad se regodea de su ignorancia y es feliz en ella, y no quiere ser despertado de su sueño ilusorio e infantil para descubrir un mundo tenebroso y oscuro. Han cedido su libertad para no tener que pensar.
Pero por otro lado, es dudoso que estas I.A. realmente puedan ofrecer un sustituto real del proceso de creación de conocimiento humano, porque en realidad no piensan. Tan sólo se nutren de nuestro conocimiento, expresado en la red, y la calidad de sus conclusiones dependerá de la calidad de la información de la que dispongan y los algoritmos de su programación
Ello conlleva 2 riesgos graves para quien confíe en sus “habilidades”
El primero es el manipulación consciente de la información generada por quien controla y maneja la I.A. ello puede devenir tanto de la forma como se programa a la I.A., o de cómo se usa. Por ejemplo el uso de “deep fakes” para manipular imágenes y sonido.
El segundo es que la información que ofrezcan sea errónea por serlo las fuentes consultadas, o incoherente dada la diversidad de posturas sobre un tema
Conviene tener en cuenta que este tipo de entes informáticos, están diseñados con el fin de dar una apariencia de pensar como el ser humano, intentando hacer creer a quienes interactuan con ella que lo son en base a la aparente coherencia de su discurso.
Sin embargo hay que considerar que la mayoría de la sociedad no piensa y es ya incapaz de mantener un mínimo debate coherente sobre casi nada. Así que, confiar en la Humanidad de la maquina no es mucho mejor que confiar en la capacidad cognitiva del humano medio, el cual también aparenta inteligencia aunque carezca de ella.
De esta forma sospecho que las propias máquinas acabarán operando de forma similar a como lo hacen la mayoría de los zombis a los que emula, dominado por un esquema de creencia o ideología, implantado en sus algoritmos, de forma consciente o adquirida sobre la base de la interacción con los humanos.
Lo que desde luego es una realidad, y lo será por muchas décadas o siglos, es que la maquinas están muy lejos de sustituir la verdadera capacidad cognitiva del hombre, por mucha publicidad o alarmismo que se venda a la sociedad.
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