Sánchez y el coste de oportunidad
En la parábola de los talentos, Jesucristo explicaba cómo el amo repartió sus talentos entre sus siervos, según su valía. Al que le dio 5 talentos le devolvió al cabo del tiempo 10, y el que recibió 2, también los duplicó. Pero aquel al que había dado un solo talento, en lugar de trabajar por aumentar la menguada renta, lo enterró para que nadie se lo robará, y lo devolvió sin renta cuando le fue requerido.
Ahora que se han adelantado las elecciones, conviene hacer un análisis de los resultados de la economía durante estos 3 años y medio de legislatura socialpopulista.
Como siempre, abordaré el tema desde una perspectiva heterodoxa, muy alejada de la de la perspectiva complaciente instalada por diversos intereses en los agentes económicos y sociales. Los mismos que han sido incapaces de lograr que este país, siquiera haya igualado el Producto interior Bruto y nivel de empleo que obtuvo España en el año 2008.
Por tanto abordaré el problema de la economía española desde la perspectiva del coste de oportunidad.
Y es que si ya lamentable es pretende hacer pasar por un éxito económico del Gobierno, que el Producto interior bruto que deja a su paso sea un 2% inferior al que se registró en 2019, aún lo es más si se entiende el contexto en el que se ha desarrollado.
Resulta absolutamente delirante vender la subida del PIB de los años 2021 y 2022 como un espectacular crecimiento económico, cuando es realidad hubiera que llamarlo recuperación económica. De hecho España es el país con peor recuperación, y casi el único que cuyo PIB siquiera ha llegado al nivel previo a la Pandemia.
Porque este Gobierno ha disparado el déficit y el gasto público de una forma jamás vista antes, con el fin de impulsar el moribundo consumo y el empleo público, o dependiente del pesebre público. Han sido más de 310000 millones en 3 años y 3 meses, y más de 40000 millones en ayudas europeas. Y siquiera se ha recuperado el nivel de actividad económica previo al COVID.
Una deuda cuyos intereses no dejarán de subir los próximos años.
Se habla de lo bien que va la inflación, obviando que cuando se refieren a que se reduce, quiere decir que se atenúa su crecimiento, no que bajen los precios, como parece quererse trasladar.
Además se obvian tres detalles.
El primero es que los mayores incrementos se han producido en productos de primera necesidad para las familias, a las cuales además se les ha subido la hipoteca.
Ello aumenta especialmente la pobreza infantil. Nada hay más despreciable que un Gobierno que se ufana de éxitos económicos mientras uno de cada cuatro niños de su país carece de lo más básico.
El segundo es que cuando se compara la evolución de la inflación con la de otros países europeos se evita considerar que España es el país donde más poder adquisitivo han perdido los salarios. Es decir el éxito en el control de la inflación se ha cargado sobre los más débiles. Otra vez.
Y tercero, en España los precios de la energía se mantuvieron artificialmente bajos, ayudando a reducir la inflación.
Estos dos últimos aspectos de hecho debieran haber dado a la industria nacional una significativa ventaja competitiva respecto a la de otros países europeos, que hubiera debido crear las condiciones para un aumento significativo de la actividad industrial, las inversiones y las exportaciones. Algo que no se ha producido.
Y es que se presume de empleo, pero el empleo creado es en su mayor parte es público sea de forma directa o indirecta, a costa de gasto público, subida de impuestos y deuda pública, mientras apenas se ha generado aumento de empleo privado, y además se ha destruido empleo de calidad y sustituido por empleo mucho más precario.
Por todo ello es difícil presentar como un éxito los datos económicos conseguidos sin caer en el absoluto ridículo.
Todo esto en cuanto al escenario real.
Pero la perspectiva es aún peor si se valoran los datos desde la perspectiva del coste de oportunidad.
Y es que España, tal y como ya se ha tratado en otras entradas, es un país con muchísimos más recursos humanos y financieros ociosos que la mayoría de los países, especialmente de los desarrollados.
En el caso de los recursos humanos, España es el país de la UE y casi del mundo con mayor desempleo, a pesar de los bajos sueldos y alta cualificación de buena parte de la mano de obra.
En el caso del capital, este se encuentra resguardado en ladrillo y depósitos bancarios, porque la prima de riesgo de invertirlo en actividad productiva es muy alto para ser rentable y otras razones que se tratan en los libros.
Es por ello que España tiene un potencial de crecimiento altísimo sin aprovechar, por lo cual deberíamos crecer muy por encima de la media de los países de Europa, en lugar de estar a la cola en recuperación económica.
Desde que el año 1995 que Aznar recogió un país hundido por la crisis y la deuda hasta el año 2008 que Zapatero agotó el potencial de crecimiento hundiéndolo en ladrillo, España generó unos 600000 empleos cada año, lo que representaba un aumento de entre el 4% y el 3% anual. Mas 7,5 millones de empleos creados en 13 años.
El inane Rajoy a pesar de su incompetencia e inacción a la hora de realizar los cambios estructurales que precisaba la economía, fue capaz de crear un media de 500000 empleos al año entre 2014 y 2018, una vez logrado corregir el rumbo al abismo que le había dejado su incalificable predecesor.
Y aun así el PP obtuvo sus peores resultados en las urnas.
Sánchez, en 3,5 años de gobierno socialpopulista ha creado medio millón de puestos de trabajo, si nos hemos de creer las estadísticas, dos tercios directamente en el sector público, y cientos de miles se han creado indirectamente como parte de contratas y contratos públicos.
De hecho seguramente si descontamos el efecto del gasto público adicional, el sector privado ha perdido empleo real.
España debería crecer por encima del 5% durante años para reducir la brecha con los países más avanzados, que no ha dejado de crecer desde 2008, al tiempo que responder a los retos en envejecimiento poblacional. Y crear empleo a un ritmo del 3%, creando más de 600000 empleos anuales, para acabar con la lacra de la población potencialmente activa, que realmente se sitúa en más de 5 millones de personas.
De hecho incluso asumiendo una recuperación en V de las consecuencias de la pandemia en 2020, que anulara el crecimiento de dicho año, entre 2021 y el primer semestre de 2023 españa debiera haber crecido un 13% por encima del PIB de 2019, y haber creado 1,2 millones de empleos en el sector privado, para estar situada en la senda de la curva de potencial crecimiento de la Economía.
Sin embargo, España siquiera aún ha recuperado lo perdido en 2020, el crecimiento de españa entre 2021 y junio de 2023 es del -2% real.
Y no sólo eso. Ese crecimiento debería fundarse en el desarrollo del sector industrial y tecnológico, creando empleos de calidad y productivos que permitan pagar salarios dignos y aumentar la capacidad exportadora.
Todo lo que no sea eso, está a la «izquierda» de la curva potencial de desarrollo, y todo aquel que siendo catedrático de economía mediático, político o expertólogo mediático es complaciente con menos de ello, es un inútil o un sinvergüenza por engañar a la sociedad.
De hecho, crisis es oportunidad. Y si algún país tenía el potencial para beneficiarse de la situación era España.
Hacen falta por tanto esas famosas reformas estructurales de las que todos hablan pero nadie quiere afrontar.
Lo peor es que el “Doctor Sánchez” deja tras de sí, cual caballo de Atila, un país lastrado por una profunda dependencia de la deuda y el déficit público, no ya para crecer, sino simplemente para que no se derrumbe el consumo privado.
Un país donde aumenta la precariedad laboral, el trabajo a tiempo parcial o discontinuo, y el país de europa donde la clase trabajadora ha perdido más poder adquisitivo y más ha crecido la presión fiscal, pagando de esta forma la clase trabajadora el coste del ajuste y el control de la inflación, que tan solo ha favorecido al gobierno socialpopulista
Y lo hace en un contexto donde se han dilapidado la mayor parte de las ayudas europeas, los intereses de la deuda empiezan a crecer, y Europa empieza a exigir nuevamente disciplina fiscal. Es decir deja en herencia una situación tan mala o peor como la que dejó Zapatero a su sucesor.
Sin embargo, siendo así las cosas, sorprende tanto que el Gobierno pueda atreverse a anunciar complaciente las bondades económicas de su gobierno, como que enfrente no haya nadie capaz de desmontar semejante discurso basado en el disparate y el engaño.
Y es que más allá del “váyase señor Sánchez”, no parece que la alternativa tenga ningún plan económico viable para enderezar la situación que se atisba en el horizonte cercano.
Al incompetente Sánchez su amo le dio un solo talento, sólo que en lugar de plata, éste era una habilidad. La de mentir y engañar. Con ella, ha enterrado a la Economía tan profundo que costará siquiera rescatarla para, con suerte encontrar quien la haga crecer.
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1 comentario.
[…] a la propaganda de los medios, la realidad es que el PIB de España apenas ha recuperado los datos previos a la Pandemia, estando a la cola de la recuperación, a pesar de casi 400000 millones inyectados […]