Los sesgos cognitivos
La base fundamental para poder tomar decisiones acertadas es disponer en el momento adecuado de suficiente información relevante, adecuada, correcta y actualizada, para tratarla de manera adecuada, sacar conclusiones acertadas y adoptar decisiones correctas.
Sin embargo, no siempre es así, de hecho normalmente, carecemos de información suficientemente depurada. Hay una multiplicidad de razones tanto internas como externas para ello, pero una de las más importantes son los sesgos cognitivos.
Y es que es bien sabido que una cosa es la realidad y otra cómo la percibimos y la analizamos en nuestra mente. Esto es así porque nuestro cerebro a veces nos engaña, nos hace interpretar erróneamente la información que recibimos, llevándonos a tomar decisiones inadecuadas.
Los sesgos cognitivos son errores de pensamiento que nos hacen ver el mundo de acuerdo con nuestros propios intereses, distorsionar la realidad para reforzar nuestras ideas establecidas o ignorar información importante. Daniel Kahneman, psicólogo y premio Nobel de Economía, establecía dos niveles de pensamiento:
Nivel 1: Inconsciente, intuitivo, automático y propenso a sesgos.
Nivel 2: Consciente, reflexivo, racional, estadístico y menos propenso a sesgos
Pero además, hay que considerar la influencia de los aspectos emocionales, la presión social o la falta de información. Se han identificado innumerables sesgos cognitivos, hasta más de 200, pero entre los más importantes y relevantes están:
Efecto arrastre (bandwagon effect).
Este sesgo explica la razón de las modas, ya que si muchas personas hacen o piensan algo, somos más propensos a pensar o hacer lo mismo. Esto es aprovechado, por ejemplo, en la publicidad, haciendo creer a la gente que el producto que se publicita es ampliamente aceptado y utilizado. También influye decisivamente en la política, ya que es más fácil que los indecisos voten a aquellos candidatos que parecen liderar las encuestas o aparentan tener más apoyo popular en sus mítines «baños de masas».
En general, sirve para conformar y orientar la opinión pública y hacerla tomar decisiones condicionadas. Por ejemplo, los medios de comunicación pueden transmitir de forma orquestada la sensación de que todo el mundo opina lo mismo sobre un tema determinado. Parte de la explicación de este sesgo está en el hecho de que, de esta forma, delegamos nuestra toma de decisiones y responsabilidad en el acierto o fracaso de la decisión sobre la masa.
Sesgo de confirmación.
Es la tendencia a buscar sólo información que confirme o fortalezca nuestras creencias y puntos de vista. De esta forma, ignoramos cualquier evidencia que vaya en contra de lo que pensamos sobre un asunto concreto.
El sesgo de confirmación supone una polarización que nos lleva a perpetuar ciertas actitudes y establecer relaciones inexistentes.
Ser capaz de sustraerse de los prejuicios y analizar objetivamente la información sin descartar ninguna por la mera discrepancia con nuestra visión previa es la base del pensamiento crítico, que permite cuestionar, así como comprobar o descartar. Ello nos hace menos manipulables.
Este sesgo es propio de las personas fuertemente ideologizadas y fanatizadas, las cuales se niegan a asumir y aceptar cualquier información o argumento, por muy razonable que sea, que cuestione su doctrina.
Es una forma de protección de aquellos que, en lugar de pensar por sí mismos, se acogen a ideas «pret-a-porter» de otros, lo cual genera un esquema absolutamente rígido de pensamiento.
Así, evitan el riesgo de tener que asumir que estaban equivocados y, por tanto, la necesidad de confrontar todo su esquema ideológico y asumir que se rompa en mil pedazos su rígido esquema mental, como un vaso que cae al suelo.
A diferencia de ellos, los librepensadores, más flexibles y adaptativos, pueden encajar y asumir más fácilmente el error, que de hecho no hace sino enriquecer y mejorar su modelo en lugar de romperlo
Es por ello el interés por adoctrinar a los menores desde pequeños para introducir en ellos esquemas de creencias que faciliten el proceso de ideologización y la aceptación ciega de dogmas y principios que se les impongan, por absurdos que sean.
Y es que «es más fácil engañar a la gente que convencerla de que ha sido engañada».
Sesgo de la experiencia reciente.
Consiste en la tendencia a dar mayor valor a la información y experiencias más recientes, ya que recordamos más fácilmente eventos que ocurrieron últimamente en comparación con hechos anteriores. Esto hace que sea importante cómo se estructura y presenta la información y la sensaciones que nos provocan, dado que es la última en ser recibida la que más condiciona la percepción general de la totalidad.
Ello hace infravalorar en muchos casos los hechos y experiencias pasadas y su valor e importancia, perjudicando el correcto proceso de racionalización y toma de decisiones.
Una de las técnicas para aprovechar este sesgo es inundar y sobresaturar a los ciudadanos con continua información, de forma que no les dé tiempo a procesarla debido a la velocidad a la que es actualizada. Además, también se puede aprovechar este sesgo para distraer a la ciudadanía, tapando un hecho que se quiera ocultar mediante otra noticia o escándalo que distraiga la atención del público y le haga olvidar la anterior.
Estereotipos
Un estereotipo es una conclusión preconcebida acerca de un individuo o un grupo de personas, la cual puede ser positiva o negativa. De esta forma, se agrupan a los seres humanos de formas que llevan a asumir ciertas creencias o patrones de comportamiento que no corresponden con la realidad, pudiendo generar peligrosos prejuicios que condicionen nuestra forma de relacionarnos con esa persona o grupo de personas.
Este sesgo ha sido ampliamente aprovechado en todos los tiempos para influir en la percepción y el señalamiento de determinados grupos sociales. Es el tipo de encasillamiento que tanto gusta a los ideologizados, para separar a «los buenos de los malos». Agrupar y categorizar a los «enemigos» en grupos homogéneos y característicos es uno de los principios fundamentales de la propaganda según Goebbels.
Sesgo de Anclaje
Es la tendencia a quedarse con la primera información que se percibe. Esto quiere decir que los primeros datos o incluso las primeras impresiones quedan «ancladas» en nuestra memoria. Eso de que se dice, «la primera impresión es lo que cuenta».
Es algo muy evidente a la hora de conocer a personas o asistir a una reunión o entrevista de trabajo. A veces, signos externos como la ropa, complementos, un tatuaje o un defecto físico influyen de forma determinante a la hora de prejuzgar a la persona. Hasta el tono de voz puede ser definitivo. Luego, estos prejuicios frecuentemente son muy difíciles de erradicar.
Estos prejuicios basados en la primera impresión se pueden deber a múltiples factores como el estado de ánimo, la experiencia y la personalidad. Por esta razón, es importante desarrollar habilidades que nos permitan ser capaces de valorar la información sin verse afectados por ellos.
Este sesgo es ampliamente aprovechado por los manipuladores mediáticos y los neurolingüistas al elaborar la información que nos obligan a procesar.
Percepción Selectiva
Se puede definir como la forma en que la expectativas influyen en la forma en la que se percibe el ambiente que nos rodea.
En realidad, es un proceso cognitivo lógico que tiene como función centrarse en la información relevante e ignorar aquella que carece de importancia. Si no, nos saturaríamos con toda la información recibida a través de los sentidos. Sin embargo, este proceso lógico se transforma en sesgo cuando nos desvía la atención de algo relevante al hacernos centrar en algo que no lo es. Por ejemplo, si de repente un familiar acaba en una silla de ruedas, nos parecerá ver en la calle más gente en silla de ruedas, pero en realidad lo que ha pasado es que nuestro cerebro prestará más atención a las personas en silla de ruedas que antes.
Este sesgo no hace sino evidenciar que es muy poco lo que percibimos considerando todos los estímulos e información que nuestro alrededor brinda permanentemente.
Efecto del Avestruz
Este sesgo refleja el hecho de subestimar los peligros o rechazar la información que consideramos negativa. Este sesgo cognitivo ha sido demostrado por medio de múltiples investigaciones y nos recuerda que ignorar los datos que nos advierten de un problema o un riesgo solo inclina la balanza en contra de nosotros mismos.
Sesgo de apoyo a la elección
En el momento en que se elige algo (desde una pareja a una pieza de ropa) se tiene a ver esa elección con un enfoque más positivo, incluso si dicha elección tiene claros defectos. Se tiende a optimizar sus virtudes y minimizamos sus defectos.
Tan sólo he referido algunos de los que considero más trascendentes y generalizados para evidenciar el hecho de cómo nuestro proceso cognitivo es condicionado por estos sesgos. Hay otros muchos sesgos, todos ellos perfectamente conocidos por quienes organizan y orquestan las campañas de manipulación mediática a través de los medios de comunicación y redes sociales, para lograr el máximo efecto deseado en la psiquis de las personas, engañando a la mente y haciéndola creer una realidad diferente o deformada de la real.
Hablar con la debida atención que requiere la importancia de los sesgos cognitivos en el comportamiento humano y la toma de decisiones está más allá del alcance de este proyecto y requeriría más de un libro dedicado específicamente a ello.
Conocer en profundidad los sesgos cognitivos, su influencia y cómo son usados para manipular e influir en la sociedad es de tal trascendencia que animo a todos los lectores a profundizar en dicho tema por su cuenta.