Sobrevivir al apocalipsis zombi. Cuando pensar se convierte en un peligro

LA PSICOPATIA SOCIAL INDUCIDA

A pesar de que mi currículum pudiera hacer pensar lo contrario, siempre he pensado que es imposible encontrar la Sabiduría en la enseñanza “reglada”.

No se puede hallar conocimiento aprendiendo de memoria conceptos como hace la mayoría de los “estudiosos”, sino tan sólo un mero sustrato de información para quienes como librepensadores y mentes inquietas quieran forjar un verdadero camino hacia el Saber.

Estar Licenciado, Graduado o haber comprado una maestría apenas dice nada de la capacidad del “poseedor de títulos”, mas allá de su tesón para obtenerlos. Incluso hoy en día los Doctorados se han devaluado tanto que apenas muestran siquiera una verdadera capacidad de investigación y Saber.

Como persona inquieta y conformista, ávida de conocimiento, siempre me ha gustado buscar conocer de los más diversos temas y disciplinas. Y lo que es más importante, aprovechar las diferentes sinergias de conocimiento diverso para crear nuevo conocimiento derivado. Sacar mis propias conclusiones más allá de doctrinas impuestas.

Es por ello que no tengo nunca empacho ni complejo en expresar mis opiniones por ajenas que estén del alcance de la ortodoxia, ni  miedo a que se me señale con el repugnante argumento ad hominem de, usted no tiene un titulo para tener derecho a hablar de esto. Especialmente cuando suele venir de personas que jamás han escrito nada innovador o relevante sobre su profesión.

Toda esta introducción viene a cuento que mi interés e inquietud  tanto profesional como personal por la Psicología y la Sociología que en gran medida ha impulsado la empresa de algunos mis libros, especialmente el segundo y el quinto.

Conoce tu enemigo y conócete a ti mismo, y ni en mil batallas serás derrotado.

Nuestro autoconocimiento y el del comportamiento social es fundamental para poder entender la razón de los acontecimientos, e incluso poder prever su desarrollo y evolución, y de esta forma poder actuar en consecuencia.

Además su combinación con otras áreas de conocimiento como las matemáticas la Historia. la biología y bioquímica, la Economía o la Política que permiten una sinergia que impulsa su mejor entendimiento.

Especial interés para mi siempre ha tenido lo que denomino, la “Psicología de la Autoridad”, o dicho de otra forma, los procesos internos del cerebro  que facilitan el control social y los instrumentos que la “Autoridad”, en el sentido mas amplio del termino, sobre la persona y el grupo usa para hacerse obedecer, incluso cuando ello cuestiona los más elementales principios morales del Ser humano.

En 1961, Israel secuestró, juzgó y sentenció a muerte a Adolf Eichmann, un exoficial nacionalsocialista de las SS acusado de crímenes contra la humanidad.

Durante el proceso, Hanna Arendt acuñó el término «Banalidad del Mal» para expresar que algunos individuos actúan dentro de las reglas del Sistema al que pertenecen sin reflexionar sobre sus actos.

No se preocupan por las consecuencias de sus acciones, sino únicamente por cumplir órdenes. La tortura, la ejecución de seres humanos o la práctica de actos «malvados» no son considerados en función de sus efectos o resultados finales, siempre y cuando las órdenes provengan de autoridades superiores.

Para contrastar esta sorprendente afirmación, Stanley Milgram llevó a cabo experimentos en la Universidad de Yale, con el objetivo de medir la disposición de los voluntarios a obedecer las órdenes de la autoridad más allá de los límites de su conciencia o moralidad, con sorprendentes consecuencias.

Se vio como los sujetos del experimento estaban dispuestos a infringir dolor extremo a otros supuestos participantes, tan sólo porque se les exigía con suficiente firmeza.

Y es que la Historia está poblada de hechos y  circunstancias donde una parte sustancial de la Sociedad ha sido arrastrada a la comisión o aceptación de actos absolutamente reprobables moralmente o directamente criminales.

Quizá el Nazismo es el fenómeno mas estudiado, no en vano “los vencedores escriben la Historia”.

Ello mereció un profundo análisis por parte de Erich Fromm de las causas y procesos que arrastraron a una Sociedad culta y civilizada como la Alemana a transformarse en una turba inhumana capaz de los más abyectos crímenes.

En su libro “El miedo a la libertad”, explicaba cómo una gran parte de las personas, angustiadas y abrumadas por la responsabilidad de tomar sus propias decisiones, así como por la inseguridad, la incertidumbre y el miedo a equivocarse, cedían complacientes su libertad a cualquier persona que tuviera suficiente apariencia de autoridad o poder, obedeciendo sin cuestionar lo que se les mandase y descargando en ellos su responsabilidad individual.

De esta forma, cuando se les preguntaba tras la derrota la razón de sus horrendos crímenes, casi todos, incluso los jerarcas de mayor rango, siempre se justificaban diciendo que estaban cumpliendo órdenes.

Este fenómeno de cesión y seguimiento ciego al Poder, que explica muchos de los comportamientos humanos, y es clave para entender la sociología de masas, se magnifica en aquellas situaciones de máxima incertidumbre y debilitamiento moral de la social, cuando el ser humano se siente más inseguro y vulnerable.

Estos comportamientos sociales en muchos casos son propios de conductas psicopáticas, aunque provengan de personas que realmente no presentan estos rasgos con carácter general .

Hay varias razones por las que personas normales pueden en determinadas circunstancias comportarse como si fueran psicópatas, y hacer daño a otras personas o desarrollar conductas inmorales totalmente carentes de empatía, al menos temporal.

El miedo, la necesidad, el odio, el rol o la presión social, pueden arrastrar a personas y colectivos a realizar actos de gran maldad.

En muchos casos se combinan y potencian en determinadas situaciones, explicando comportamientos sociales violentos propios de determinados colectivos y hasta sociedades enteras de determinados países, en los que la criminalidad es extrema.

Esto nos puede llevar a preguntarnos si, ¿El psicópata nace o se hace?

Lo cierto es que no parece haber una respuesta fácil para ello, siquiera una gran unanimidad al respecto.

Para empezar hay que entender que la psicopatía no es un concepto de todo o nada, es una cuestión de tendencias. Es decir, una persona puede tener rasgos mas o menos acentuados hacia la psicopatía.

Personalmente pienso que hay personas con una mayor predisposición innata, genética, a desarrollar este tipo conductas, pero luego es el entorno y las circunstancias, las que acaban por potenciarlas o aminorarlas.

Por tanto  se puede influir hasta cierto punto en los factores que pueden potenciar o minorizar la psicopatía, sea a nivel individual o social.

El adoctrinamiento, la ideología, la manipulación mediática, o el fomento de conductas sociales inmorales pueden así aumentar o agravar el número de conductas psicopátias, y también sociopáticas, en la Sociedad.

Yuri Bezmenov ya en los años 80 refería como el proceso de desmoralización social era necesario para lograr el control totalitario de la Sociedad.

Pero aún hay otro nivel dentro de las conductas psicopáticas, su posible manejo selectivo por parte de la Autoridad para lograr sus fines. Es decir, la capacidad de poder generar y dirigir una conducta de odio hacia un colectivo o persona concreta, hasta el punto de justificar cualquier daño o perjuicio que se les ocasione o incluso provocarlo de forma directa.

Es decir, usar a la Sociedad, o a una parte de ella como arma contra aquellos que se les opongan o resistan a su Poder.

Esto no es nada novedoso, ya que ha sido usado con carácter general por el Poder a lo largo de la  Historia. No sólo dentro de la Sociedad, sino contra otras, como puede ser el caso de las guerras.

Pero es importante conocer y entender cómo se generan estos procesos para saber cuando se están empleando y cómo evitar caer victimas de la manipulación.

En esencia hay cuatro elementos claves:

Pertenencia al grupo. Somos seres gregarios, y la mayor parte de las personas necesitan sentirse aceptadas e integradas socialmente. Por tanto las personas buscan formar parte de grupos con los que comparta características comunes. Y para ello está dispuesto a aceptar las normas que se impongan para ser aceptado. Esto es aprovechado por los lideres para obligar a sus “adeptos” a cumplir y obedecer sin cuestionar.

El grupo fomenta el orgullo de pertenencia y da un sentido de vida al adepto, el fan-ático, o seguidor.

Esto puede trasladarse a diferentes niveles, desde una secta, un club deportivo, un empresa o una nación o grupo social, de “genero”, o racial determinado.

Victimización. Hay que crear una amenaza que ponga en riesgo la cohesión del grupo. Puede ser un enemigo interior, que sirva para señalar a cualquiera de discrepe de la doctrina imperante y ponga en riesgo o cuestione el liderazgo, o un enemigo exterior, un rival, que sirva para justificar el enfrentamiento y su eliminación.

Esto permite justificar cualquier error o acción cuestionable culpando de las circunstancias o la necesidad al enemigo interior o exterior.

Deshumanización.  Para lograr que personas con humanidad puedan dañar a otros seres humanos, es preciso previamente deshumanizar al objetivo del ataque, para evitar así el sentimiento de culpa. Es por ello que se usan diferentes técnicas que permitan identificar y cosificar quienes se busca atacar.

Una de las técnicas mas usadas es identificar al grupo objetivo con algún tipo de animal o alimaña que pueda generar rechazo. Ratas, piojos, cucarachas, buitres, serpientes, lombrices…

Otro instrumento para marcar distancias con las victimas es la ridiculización y categorización mediante términos que generen rechazo social, negacionistas, fachas, terraplanistas, usureros…

Es importante este proceso porque cuanto mas diferente se percibe a aquel al que se daña menos empatía se siente hacia el.

Por tanto el proceso de deshumanizacion de la victima es a su vez un proceso de propia autodeshumanizacion selectiva.

Criminalización, señalamiento y odio. El odio es más fuerte que la razón. Es un sentimiento que anida en el sistema límbico, bien próximo a nuestro esquema de creencias, y por tanto es fácil activarlo ya que el los sesgos cognitivos, especialmente el de confirmación, hacen fácilmente manipulables a quienes forman parte de un esquema de creencias previamente establecido

Estarán dispuesto a creer cualquier cosa que se les diga sobre el grupo objetivo, y dispuestos a indignarse y ofenderse incluso por los mas minios detalles sean reales o inventados

Su sesgo cognitivo les permitirá establecer una doble vara de medir, para los comportamiento propios y los de los demás, y muy especialmente los que aquellos que sean señalados como una amenaza para el grupo

De esta forma la criminalización permite justificar cualquier acción contra la “amenaza” en base a defender al grupo.

Todo ello además se ve potenciado por el sesgo del “efecto arrastre”, que facilita y justifica la comisión de estos actos fundados en el odio al ampararse en la impunidad de la masa.

Y por supuesto se hace un uso intensivo y extensivo del miedo. Miedo al enemigo que amenaza al grupo y la individuo como parte del mismo, miedo a se expulsado o cuestionado dentro del grupo por no aceptar o cuestionar sus dogmas, y por supuesto el miedo a la libertad de tomar decisiones propias y asumir la responsabilidad de las mismas, en lugar de dejarse llevar por la “mente colmena”.

Este proceso de psicopatía social inducida que permite arrastrar a la persona a cometer actos inmorales e incluso profundamente criminales hacia otras personas puede ser generado o generarse en muy diferentes situaciones y niveles.

En muchos casos son fomentados por personas o grupos de personas con el fin de conseguir determinados objetivos de su propio interés a una escala limitada.

Sin embargo, y lo que es mas importante, en muchos casos estos procesos se dan a nivel social masivo y son promovidos con el fin de fomentar auténticos procesos de control social o modificación de la conducta social.

Por supuesto son empleados por todos los regímenes totalitarios de forma abierta y sistemática.

Pero también se generan en nuestro muy democráticos regímenes occidentales, fomentados por parte de la elites que buscan el control social a través de la manipulación y el uso de la Ventana de Overton como instrumento de aceptación de conductas inmorales por parte de la Sociedad

La ideología, como esquema de creencias, es un poderoso instrumento para fomentar este tipo de conductas sociales.

Especialmente el Socialismo, en todas sus variantes, como ideología profundamente totalitaria y liberticida, ha sido un perfecto ejemplo de como se puede inducir a la Sociedad a aceptar, justificar y perpetrar los abyectos crímenes contra la humanidad bajo el amparo de sus dispensas, moral, intelectual y práctica.

Es fácil encontrar ejemplos de este tipo de procesos de manipulación social y fomento de la psicopatía social inducida en la actualidad y el pasado reciente.

La  aceptación y hasta participación en el asesinato, e incluso fría ejecución de mujeres niños e inocentes por parte de Sociedad israelí, en el conflicto con los palestinos, no es diferente a lo acaecido hace 80 años en la Segunda Guerra Mundial, cuando eran los judíos las propias víctimas.

Pero también podemos observar este tipo de procesos como parte de la imposición de las políticas progres, y muy especialmente la denominada de Género, en la campaña de señalamiento y criminalización que se gestó durante la Pandemia contra todos aquellos que cuestionaban el discurso oficial y especialmente se negaron a vacunarse, o en las políticas excluyentes discriminatorias y hasta violentas que los partidos nacionalistas llevan a cabo en Cataluña o País Vasco.

En el caso del País vasco conviene recordad que no hace tanto se asesinaba a cientos de personas ante la indiferencia, cuando no complicidad, de una mayoría social. Personas que hoy en muchos casos pasan por ser tiernos ancianitos que juegan con sus nietos y participan de actividades sociales y aceptan el buenismo progre, hace 4 décadas señalaban, amenazaban y celebraban, incluso hacían la vida imposible a las viudas e hijos de los asesinados.

Hasta la Iglesia Vasca participaba de esta degeneración moral e incluso la animaba y justificaba.

Blanquear lo sucedido entonces y legitimar a sus herederos políticos mientras cientos de familias no han recibido justicia, los asesinos son liberados sin cumplir sus penas, y cientos de miles de vascos exiliados y amenazados no han recibido ningún reconocimiento ni compensación no deja de mostrar la catadura moral de quienes lo promueven y la psicopatía social inducida de quienes lo aceptan y naturalizan en base a su fanatismo ideológico.

Conocer como se gestan y desarrollan estos procesos de odio, y saber identificar cuando se están realizando y quienes son sus responsables, es fundamental para poder escapar de su influencia y poder seguir manteniendo nuestra Humanidad y libertad para actuar según dicte nuestra propia conciencia.

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